Dilemas del afilado.
Hay dos ideas con respecto al afilado que nos impiden sacarle el máximo provecho a nuestras herramientas; que es difícil y que es tedioso. Hoy vamos a tratar de desmitificar el proceso.
A lo largo de los años fui notando en mis clases que muchas personas tienen la concepción de que el afilado es un proceso muy complicado o tedioso y varios se sorprenden cuando les digo que en un día de trabajo puedo llegar a afilar el mismo cepillo dos, tres o más veces.
Afilar es parte del día a día de cualquier taller en el que se usen herramientas manuales. Una herramienta bien afilada es más efectiva, más fácil de usar, deja un mejor acabado en la madera y es más segura. Un formón desafilado requiere que lo empujemos con más fuerza para que corte, si se nos llega a zafar mientras ejercemos mucha presión podemos perder el control de la herramienta y lastimarnos.
Pero entonces, ¿cómo logramos hacer algo durante el día si tenemos que dedicarle tanto tiempo a que las herramientas estén afiladas? Bueno, en realidad no le dedicamos tanto tiempo.
A continuación algunos consejos que me sirvieron mucho para mejorar el rendimiento de mis herramientas.
No dejes para mañana lo que puedas afilar hoy
Afilar se vuelve tedioso cuando usamos una herramienta toda la semana y nos acordamos de ponerla a punto el viernes a la tarde. Lo que hubieran sido un par de minutos cada día se transforma en media hora de corrido. De hecho siempre me pareció poco práctica la idea de dedicar un momento especial de la semana para afilar todas las herramientas. Mis herramientas están siempre afiladas.
La primera vez que afilemos un formón seguramente nos lleve un buen rato. Hay que rectificar la espalda, pulirla, definir el bisel y pulirlo también. Pero ese trabajo se hace una sola vez, de ahí en más lo que hacemos es tratar de mantener el filo en óptimas condiciones y para eso alcanza con un retoque cada tanto. Cada vez que retoco el filo de un formón no me lleva más de dos minutos, cinco minutos en el peor de los casos si tengo que restablecer el bisel, pero eso es de vez en cuando.
El criterio que uso para saber cuándo afilar una herramienta es evaluar si estoy obteniendo los resultados que necesito con la facilidad que quiero. Si tengo que hacer mucha fuerza con el cepillo o deja alguna marca indeseada en la superficie de la madera es tiempo ir a las piedras. Esta pequeña pausa, a la larga, me permite trabajar mucho más rápidamente que insistir con una herramienta en malas condiciones.
No afiles donde trabajas
Si bien siempre es bueno tener el banco lo más ordenado posible, hay veces en las que tenemos varias piezas y herramientas arriba. Tener que despejar todo para ponernos a afilar corta el ritmo del trabajo y no invita a hacerlo muy seguido.
Mi consejo es tener un espacio dedicado exclusivamente al afilado y nuestras piedras o lijas siempre listas. En mi caso es una mesa que tengo a espaldas de mi banco. Si mientras trabajo noto que la herramienta que estoy usando necesita un retoque simplemente me doy vuelta y lo hago.
No le teman a los errores
Más de una vez me comentaron que no se atrevían a afilar un formón nuevo por miedo a arruinar el filo. Está muy bien informarse sobre cómo hacerlo correctamente si nunca lo hicieron pero consumir un exceso de información sin ponerla a prueba puede abrumarnos y confundirnos más.
Afilar consiste básicamente en afinar la punta de la herramienta lo más posible. Hay varias maneras de hacerlo. La mejor será aquella que les resulte más efectiva, más cómoda o más accesible.
Mi recomendación es elegir un método que consideremos nos pueda servir y ponerlo en práctica sin miedos. En el mejor de los casos vamos a obtener el filo que buscamos. Lo peor que puede pasar, si no usamos una amoladora de banco que puede destemplar el acero, es que el bisel no resulte tan recto como queríamos o que el filo no quede completamente a escuadra. Nada de esto es un problema grave, por algo los cepillos tienen una palanca de ajuste lateral y en general todo se puede corregir en el afilado siguiente.
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Los sábados 17 y 24 de julio voy a estar repitiendo el taller de colas de milano. Son dos encuentros en los que vemos todo lo necesario para obtener encastres precisos y resultados consistentes.
En la primera clase vemos cómo realizar un encastre de colas de milano básico paso a paso. Vamos a aprender los puntos más importantes al preparar la madera, al trazar y cortar el ensamble así como también varios trucos para obtener buenos resultados directamente del serrucho. Además veremos algunos recursos para corregir errores o espacios entre las piezas. En la segunda clase vamos a aplicar lo aprendido en la primera a la realización de un encastre de colas de milano semi ocultas y otro con esquinas a inglete.
El valor de la clase es de $2500 pesos argentinos. Para inscribirse o pedir más información no duden en escribirme a info@hernancosta.com
Espero que les haya gustado el artículo de hoy y que hayan podido sacar algún consejo útil. Si no quieren perderse el próximo no se olviden de suscribirse presionando el siguiente botón.
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¡Nos vemos en el próximo!
Hernán.
Dilemas del afilado.
Muy buenos todos tus aportes Hernán! Gracias por compartirnos tus conocimientos. Un abrazo desde Montevideo y hasta pronto! Alfredo Lerma Luthier.
gracias Hernán! me sirvió mucho el concepto de no afilar en el banco, siempre me trabó la continuidad del afilado tener que despejar todo el banco y a pesar de ser una bobera, nunca me había dado cuenta de lo importante de no tener que despejar todo para afilar. gracias!